Marianne Dashwood se enamora del fascinante y voluble Willoughby. Su hermana Elinor la advierte de que su comportamiento impulsivo puede ser motivo de abierta desaprobación por parte de su círculo social. A Marianne le molesta que su hermana no quiera entender los dictados del corazón, pero ignora que Elinor ha sufrido un amargo desengaño amoroso del que nunca ha dejado traslucir ni un amago, preocupada, ante todo, por mantener el decoro y las formas sociales establecidas. Las diferentes experiencias con el amor vividas por las dos hermanas, finalmente les hacen comprender que las dos tenían una parte de razón: Tanto el sentido como la sensibilidad tendrán un papel de importancia semejante para ayudarles a alcanzar la felicidad.
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