En las malas calles del Belfast de los 70, nada hacía más falta que buenas vibraciones. Good Vibrations (por los Beach Boys) se llamó la tienda que Terri Hooley abrió inspirado por el espíritu de Hank Williams. La leyenda se fragua el día en el que Terri descubre el punk y pierde los papeles por ello. Hipotecando su casa y abandonando a su mujer encinta para grabar discos, nunca hubo un perdedor más épico que él: capaz de producir la mejor canción de la historia según John Peel (Teenage Kicks de los Undertones) y no ver un duro, de aupar y a la vez hundir la carrera de Rudi y de The Outcasts y de abarrotar el Ulster Hall para terminar en bancarrota. Entre los bombardeos y tiroteos, los odios religiosos y el ajuste de viejas cuentas, el punk le dio a todos una oportunidad de VIVIR durante un momento glorioso y ardiente.
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