El avión avanza silencioso a través de la noche, de Estados Unidos hacia París. Shane brinda con June, su joven esposa. Una vez que se duerme reclinada en su hombro, éste se deja penetrar un instante por el dolor que le produce la pesadilla que le espera vivir: en París, Léo no sale a recibir a Shane, no sale a recibir a a nadie. Está excluído de los hospitales, de los laboratorios donde se dedicaba a la investigación. Busca cobijo en Corea, en sus andanzas, en su coto de caza.
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